- Área: 15240 m²
- Año: 2016
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Fotografías:Alejandro Goldemberg
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Proveedores: Banker Wire
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Bodega Garzón está situada a 60 Km de Punta del Este, Uruguay, elabora vinos de alta calidad internacional con procesos respetuosos del medio ambiente y brinda a sus visitantes el disfrute de la sociabilidad en un paisaje de arquitectura y naturaleza. La bodega tiene 15.240 m2 cubiertos y comprende la planta para elaborar anualmente 500.000 lts de vino y un sector social con restorán, wine bar, sala de usos múltiples, lounge y un club con membresía internacional. En medio de 240 has de ondulantes viñedos, la arquitectura se adapta a la topografía y su escala se subordina al paisaje. El conjunto tiene forma lineal y articulada, que en la parte bodeguera se hunde en las cotas bajas y en la zona turística se alarga sobre un balcón natural, mirando a los viñedos desde lo alto.
Las colinas de Garzón están cubiertas con frondosa vegetación natural salpicada con palmares, donde emergen inmensas rocas aplanadas por la erosión, que pertenecen a una de las formaciones geológicas más antiguas del planeta: el Escudo de Brasilia. Esta identidad excepcional ha sido base para anclar el proyecto. El paradigma que afirma que un buen vino nace en la tierra, con buenas prácticas agrícolas y uvas de alta calidad, llevó a desarrollar una arquitectura del paisaje, que se apoya en recorridos con experiencias sensoriales para el disfrute y la comunicación del producto.
La arquitectura utiliza hormigón a la vista y piedra del lugar, acero, vidrio oscuro y madera para las áreas sociales. Mientras las naves bodegueras son cajas cerradas ortogonales, las áreas sociales tienen ángulos y orientaciones, que brindan distintas visuales y experiencias del lugar. Las circulaciones turísticas son recorridos experienciales y así se los planifica y diseña. Uno de los más representativos es el que visita las cavas subterráneas de conservación del vino.
El relevamiento del subsuelo rocoso fue complejo y no se contó con datos suficientes a la hora del proyecto, por eso estos espacios recién pudieron definirse en la etapa de construcción y se adaptaron a los huecos formados al extraer la tierra. El resultado fue un ámbito de forma orgánica, donde se conjugan las rocas naturales y la estructura arquitectónica. Este espacio tiene gran valor sensorial por el manejo de la luz y la sombra, las texturas y la humedad que exuda la masa rocosa, que por otra parte requirió de un drenaje superficial en el piso, aprovechado como tema de diseño.
Este proyecto vincula arquitectura, naturaleza, cultivos, industria y turismo con criterios de sostenibilidad medio ambiental y energética. Las normas LEED han sido aplicadas en la definición de materiales, tecnologías y procesos, en el uso de energías renovables (especialmente eólica) y en el tratamiento de efluentes industriales. Las cubiertas verdes han sido utilizadas para reducir el impacto de la radiación solar en los interiores y ahorrar energía, pero también sus emblemáticos diseños con flora nativa y otras especies ecológicamente amigables crean interesantes terrazas que se integran al paisaje del entorno.